El peronismo nació en la década de 1940 con la figura de Juan Domingo Perón, quien, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, impulsó una serie de reformas que transformaron la vida de los trabajadores argentinos. Su visión de justicia social, soberanía política e independencia económica caló hondo en el pueblo, que el 17 de octubre de 1945 se movilizó masivamente para exigir su liberación y consolidar su liderazgo.

En 1946, Perón fue elegido presidente y llevó adelante un proyecto de país basado en la ampliación de derechos laborales, el acceso a la educación y la salud, la industrialización y una fuerte política de redistribución de la riqueza. Eva Perón, su compañera y líder espiritual del movimiento, jugó un rol clave en la defensa de los más humildes y en la conquista del voto femenino, marcando un hito en la historia argentina.

El golpe de Estado de 1955 derrocó a Perón e inició un periodo de persecución al peronismo. Sin embargo, el movimiento resistió en la clandestinidad y mantuvo viva su esencia en las luchas obreras y populares. En 1973, tras 18 años de proscripción, Perón regresó al país y fue nuevamente electo presidente. Su fallecimiento en 1974 dejó un vacío político en medio de una creciente inestabilidad, que desembocó en un periodo de violencia y dictadura militar en 1976.

Con la vuelta de la democracia en 1983, el Justicialismo jugó un papel fundamental en la reconstrucción del país, adaptándose a los nuevos desafíos y manteniendo su compromiso con el pueblo. En los años 90, el peronismo lideró reformas estructurales en la economía, mientras que en los 2000, el movimiento volvió a priorizar la inclusión social y el desarrollo productivo. Durante estas décadas, el Justicialismo gobernó en distintos periodos, siempre con la premisa de fortalecer los derechos de los sectores populares y promover un Estado presente.

A lo largo de su historia, el peronismo ha demostrado su capacidad de transformación y su vigencia como fuerza política y social. Ha sido motor de conquistas históricas como el aguinaldo, la jubilación para los trabajadores, la gratuidad universitaria, la Asignación Universal por Hijo y muchas otras medidas que han mejorado la vida del pueblo argentino.

El peronismo es más que un partido: es un movimiento de lucha y transformación social que ha marcado la historia argentina. Su esencia sigue viva en cada trabajador, en cada joven que sueña con un futuro mejor y en cada militante que defiende los valores de justicia social, soberanía política e independencia económica.

Hoy, la responsabilidad de continuar este legado nos llama a la acción. La militancia, el compromiso y la unidad son las herramientas con las que seguiremos construyendo un país más justo e inclusivo, donde los derechos conquistados sean la base de un futuro de dignidad y equidad para todos los argentinos.

El Peronismo en Guaymallén

El peronismo, desde su surgimiento ha sido el movimiento capaz de aglutinar y representar la voz de los sectores populares y los desposeídos que históricamente habían sido marginados y ocultados de la vida nacional.

Como expresión política, social, cultural (desde nuestros inicios), hemos centrado nuestra propuesta ideológica en la justicia social, la solidaridad, la soberanía política y la independencia económica, buscando transformar las condiciones de vida de los argentinos, especialmente de los trabajadores y los sectores menos favorecidos, mediante la incentivación a la producción y la industria nacional.

Naturalmente, hoy y siempre nos posicionamos como una respuesta a las injusticias sociales y económicas que enfrentaba el país.

A lo largo de la historia provincial, la impronta peronista se ha observado en Guaymallén mediante la presencia de los gobiernos justicialista, en donde las políticas de inclusión y desarrollo han sido fundamentales para el crecimiento social y económico; apuntando a la dignificación del trabajo y la producción, el acceso a la educación, la salud, la cultura, el deporte y el fortalecimiento de la comunidad.

La creación de espacios de diálogo y participación de los vecinos, impulsados principalmente por líderes peronistas, permitió que la población incidiera en las decisiones políticas, promoviendo así la soberanía política que el movimiento defiende.

En Guaymallén, los valores de solidaridad y justicia social se han materializado también a través de políticas y programas de asistencia y desarrollo social. Iniciativas que buscaron erradicar la pobreza y fomentar la inclusión han sido parte del legado peronista en el departamento.

La historia e identidad del peronismo, entonces, no solo se cuenta desde la perspectiva de líderes nacionales, sino también desde la vivencia de comunidades como Guaymallén, donde el compromiso con el desarrollo y la justicia social ha sido una constante.

Hoy, nos fortalecemos como una fuerza política comprometida con representar nuevamente a los vecinos y trabajar por sus necesidades. Esta revalorización que vivimos no solo busca recuperar las conquistas del pasado, sino transformarlas en un proyecto contemporáneo que aspire a una Mendoza y un Guaymallén donde cada habitante tenga voz y oportunidades.

Los ideales de justicia social, soberanía política e independencia económica siguen siendo pilares fundamentales que guían el accionar de los hombres y mujeres que han abrazado esta cauda y continúan trabajando por una Mendoza, un Guaymallén y una Argentina grande, justa y solidaria.

¡Viva Perón! ¡Viva la patria!

Con seguridad, la reseña precedente te parecerá incompleta. En consecuencia, te invitamos a ver los siguientes videos del destacado historiador argentino, Felipe Pigna, material que te permitirá tener una visión más amplia del Movimiento Nacional Justicialista y su rol en la historia de nuestro país.